jueves, 3 de junio de 2010

Hermano...

Hermano hoy te escribo convencida de que algún día leerás estas palabras. Se que los casi 1000 km de distancia son un obstáculo que no nos permiten tener un diálogo cara a cara. Pero aún así cuando regreses en un par de meses te convenceré para que leas mi blog y trataré de persuadirte para que prefieras mis palabras solo por un momento por sobre tu actividad de esparcimiento predilecto: la magia. Con respecto a eso tengo que confesarte que tan grande es tu afición por el ilusionismo que parte de ese entusiasmo también es mío, lo hice parte de mí. Gracias por todos esos trucos increíbles, los disfruto muchísimo a pesar que al principio intentaba por todos los medios averiguar como los hacías. Me encanta tu capacidad de conjugar la carrera universitaria con lo que realmente te apasiona, en el fondo se que eres una persona que solo quiere ver feliz a la gente que te rodea. Nos hace feliz verte feliz.

Pero desde hace algún tiempo no podemos ser felices por que ya no eres tú, no eres el que eras, parecería que dentro de tu ser algo se fué apagando de a poquito. Sé que estás pasando por un momento difícil y te juro que si dependiera de mí viviría tu sufrimiento como propio, como si fuese mío. Me duele mucho tu dolor.

Supongo que se debe a que he vivido más cosas, y los años me fueron curtiendo de a poco para poder tolerar las situaciones mas arduas que en la vida se van presentando: nos golpeamos, nos caemos y nos levantamos; escalamos la cima y eventualmente, ante la posibilidad de descenso brusco, toda la experiencia y las situaciones vividas en el pasado sirven para apaciguar y suavizar el golpe. Sé que tienes que hacer tu propia experiencia de vida pero cuando miro esos ojitos, antes radiantes, solo veo una mirada taciturna, desolada y siento tal furia que urgentemente se posesiona de mí. No puedo hacer nada para frenar tu dolor...

Me encantaría decir que todo lo que te abruma pasará rápido y que algún día entenderás el por que suceden las cosas de cierta manera y no de otras. Es así, el tiempo cura y brinda las respuestas a estos interrogantes que hoy no encuentran un veredicto.
Quisiera poder aliviar tu pena, aunque más no sea por un breve período de tiempo, para que logres descansar de tanto desconsuelo.

En varias oportunidades he llegado a preguntarme por que las personas más buenas, puras de alma y sin maldad alguna experimentan en demasiadas ocasiones un dolor tan profundo, provocado por otras. No logro descifrar ni encontrar una sentencia firme ¿ será producto de una completa entrega o de excesiva confianza?
De cualquier manera, me duele muchísimo notar como perdiste tu brillo, tu carisma, tus ilusiones, tu alegría y tu particular forma de ser.

Desde aquí te digo que si en alguna ocasión necesitas un hombro en el cual descansar, un oído a quien contarle todo lo que llevas guardado dentro de tu alma, o sencillamente una compañía con quien compartir el mas abismal de tus silencios estaré para ti.

Sostendré tu mano...

Estoy contigo...


Hermano se te extraña...¿cuando volverás a ser el que eras?

No hay comentarios:

Publicar un comentario