sábado, 29 de mayo de 2010

Furia


No constituye novedad alguna pero en los pocos momentos en que soy plenamente consciente de ello una furia colosal brota desde lo mas profundo de mi ser, provocando en primera instancia un fuerte e intenso dolor en el pecho, seguido por la ambigua necesidad de derramar lágrimas y a la vez de impedir que se exterioricen.
No me siento libre como para gritar con tal furia que mi cara se contraería dejando paso a las tenues líneas de expresión que las huellas del tiempo van dejando sobre mi rostro; el rubor de un intenso color rubí se apropiaría de mis mejillas, mis ojos, mis labios y mis mandíbulas se contraerían con tal potencia que mis dientes rechinarían.

Como no es posible manifestar la ira que ciertas personas, situaciones, momentos y anónimos provocan en mí debo resignarme con quitar mis gastados y pretéritos anteojos, aproximar mi rostro impetuoso a escasos centimetros del deslucido espejo, y fijar la vista enfurecida en algún punto ciego en donde mi mirada se desvanece en el eterno e inmenso infinito.

Justo en ese instante mis pupilas se dilatan rapidamente y unas tenues líneas surcan mi mirada: mirada desquiciada, perdida, cegada por la indignación y por todas las palabras que nunca lograrás entender y mucho menos conocer. Palabras que sucumbirán antes de que esta furia, no tan pasajera y diferentes a todas las anteriores, desaparezcan y se pierdan en el tiempo. Morirán antes de nacer, y serán para usted simples palabras muertas.

Paralelamente siento aflicción ya que los anónimos nunca se encontraran en condiciones de comprender todo lo que mi ser experimenta cuando logro vislumbrar todas las pistas que paulatinamente voy encontrando y descubriendo en el camino. En esos instantes la furia que invade cada resquicio de mi ser se debe a que la única persona que podría evitar tanta ira soy YO.

Ira, bronca, furia, rabia...adjetivos que narran a la perfección estos sentimientos que no encuentran palabra o expresión. Sentimientos que no encuentran otro modo eficaz de canalizarse mas que mirar fijamente, pensar y recrear cada instante, apretar y contraer fuertemente los puños, derramar lágrimas silenciosas y jurar por milésima vez no dejarme envolver por los momentos hipócritas y falsos.
Soy yo, no usted...

Nada es pasajero o ¿todo es pasajero? Ahora mismo parecería que todo esto no tendrá fin, aunque eventualmente se que pasará. Me siento desquiciada ya que mi voz, mis palabras y mi sentir solo llegan a oidos necios, sordos, viles y egoistas.
En estos momentos experimento el mas elemental, primitivo y ancestral de los sentimientos ,como un modo de supervivencia, para evitar que sigan lastimándome.

En este instante cuando se clarifica el panorama, todo aquello que no logro discernir cuando la paz es dueña de cada resquicio de mi ser, ha perdido su valor. Carece de sentido. Lo unico real y verdadero es lo que tengo ante mis ojos. La furia me enceguece, me abruma, me envuelve y me enfrenta a una de las mas puras verdades.

No sos vos...soy yo

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